en los trámites legales, o donde exista la posibilidad de infringir la ley o verse responsabilizado, se redactan poderes para autorizar a terceros de hacer trámites por uno.
si yo no puedo ir al instituto de acueductos y alcantarillados, puedo darle un poder a juancito, el mensajero, caminante de día general, mensajero de día laboral. juancito se apersona a ventanilla con dicho poder firmado por mí, autenticado por un abogado, con personería que demuestra que la sociedad propietaria de ese medidor de agua es representada por mí quien autoriza a juancito, y su cédula, y mi cédula. si juancito tiene la fortuna de coincidir con un representante amigable, o bien informado sobre la normativa que le corresponde imponer, las cosas fluirán.
no siempre fluyen, pero eso es otra historia.
lo que incumbe hoy acá, es el poder.
el poder que se extiende cuando no es uno, el del poder, quien se apersona a la ventanilla diminuta que vincula con la bestia, cada ventanilla siendo como un diente de esta que me gustaría mucho poder imaginar como un dragón de terramar, porque al menos así habría misterio, respeto, sabiduría, ancestralidad.
me desvío.
el poder generalísimo, en fin, puede pensarse entonces como una herramienta para enviar a alguien más a hacer lo que una por a o b motivo no quiere o no puede hacer.
en este caso, yo pienso que podría entregarle un poder generálisimo a esta página, o a esta que escribe, para que diga lo que quiera, y le pase por encima a las normas, impedimentos, perezas y reglas que me han dicho que no debo escribir así, de este modo, regalado, sin ser aprobado por la institución literaria. básicamente hasta la ventanilla me estoy saltando, porque en la ventanilla literaria, como que siempre topo con el no. y ese no ojalá cumpliese una función de detenerme, de dirigirme hacia otros rumbos más prosperos, hacia los mares e islas de terramar donde los dragones no se comen todo con su hedor y su fuego.
lo que ocurre es que en esa ventanilla me dicen que yo y yo no puedo evitar seguir escribiendo. pero entonces escribo y escribo y si nadie lo va a leer, no lo pulo.
es curioso eso, no?
y este texto iba en parte dedicado a frank baez. porque fue baez, en una discusión en mi maestría, que no sdijo que no desperdiciáramos nuestros textos para darle contenido a instagram. no lo dijo así, o sea, no es ni paráfrasis, es como yo recordé lo que frank baez dijo. no estoy citando a frank baez, de antemano mi disculpo por la vulgar tergiversación de sus palabras. lo que conservo yo, estudiante pandémica aislada en su virtualidad, enamorada de ser dj o poeta, fascinada con todo lo que esta maestría traía, es una idea mía de que basta con lanzar palabras al instagram, un medio que al parecer es para fotos y no para palabras, basta. maldito instagrma. maldito facebook. hediondos dragones sedienteso de cosas que no quiero darles. basta con eso, conserve sus textos y haga mejroes cosas co él. cosa que yo interpreté como guardar todos mis textos hasta que alg´¨n día me publiquen.
a ver, con esto frank baeza podría estar diciendo mil cosas: impriman sus textos y los regalan. impriman sus textos en 100 paginas y tiran las páginas en la misa del domingo. impriman sus textos y quemenlos frente a la editorial de su escogencia, frente al prfoesor misógino de su escogencia. redactenlos a mano sobre comida enlatada, redactenlos a mano sobre sus cuerpos, sobre sus paredes, sobre la cara de su mamá si ella se deja. memoricenselos y cantenlos en una esquina diferente cada día, memoricense un unico texto y cantenlo sobre la cima de cada montaña que tengan a su dispoci´øn, sobre cada calle, hsata ver qué pasa con un texto vociferado tantas veces en tantos distintos lugare.s
mil cosas podía hacer uno con un texto que no es publicarlo en instagram. quizas es ese el punto que quería hacer baez.
pero yo me quedé con que los tenía que guardar bajo candado hasta que me descubra una editorial, o un alguien que diga wow, juliette, te queremos publicar.
y así pasaron un par de años, yo enmudecida esperando que apareciera un lugar para publicar. se me olvid´ø, en esos años, que yo empecé a escribir por accidente y cuenta propia. empecé a escribir por medio de una página web donde nadie ni siquiera leía de antemano mis textos. encima empecé a escribir sobre arte, como si supiera algo al respecto. porque qué hay que saber para escribir sobr ealgo que nos gusta?
un profesor misógino que me dejó muchas heridas, sí me dejó una cosa buena, y fue un cometario que una vez dijo de que para ser artista hay que ser ingenuo. no estoy diciendo que fui o soy artista, estoy diciedno que la ingenuidad me protegió y me permitió empezar a escribir, porque de saber en ese entones lo que ahora sé sobre el arte, o mejor dicho, sobre su ego circundante, no creo que habría tenido la valentía. pero dios protege al inocente y el arte al ingenuo.
en estos otros años me quedé guardada y así incapaz de escribir. me ha costado darme cuenta que para escribir, necesito comaprtir. no es que ncesito que me lean, o bueno sí, pero no es que necesito que me lean todos, es que necesito pensar que cuando escribo, le escribo a alguein, escribo para entregarle esa idea a alguien, en reumen: que estoy conversando con alguien.
no soy de hablar sola, tal vez si lo fuera sería capaz de escribir textos que dejo guardados. y fue así que entendí que la escritura, par amí, es un contacto con el mundo, es mi antídoto a la soledad. todos esos artículos que dicen lo mala que es la soledad a largo plazo, la demencia que trae, problems de corazón, yo decía, a mí jamás, amo mi soledad. pero eso es mentira, la soledad me está matando. y me está matando porque estoy muda. o sea, que me enmudecí y así me aislé. o sea que yo necesito escribir pensando que lo que escribo se lo escribo a alguien. no tiene que ser alguien específico siempre, aunque sí suelo necesitar tener alguien en mente, o algunos; pero sí necesito saber que va existir la posiblidad de ser leída. tengo que saber que esto que escribo lo puedo guardar acá, actuaizar enlaece y contarle mañana a mi peque˜õ mundo de seguidores que escribí algo, por si alguien uiqere leer. si leen o no no es importante, gracias a dios. no me fijo cuantos ingresaron, no me hago esas cosas. no es eso lo importante.
lo importante es hacer el trámite, es acercarse a la ventanilla, en este caso no la del drag´øn hediondo literario que insite en quemarme, sino a la ventanilla de mi casa, la que abre al mundo. es tan sencillo como abrir esa ventanilla, lanzar páginas impresas al aire y dejarlas servir así sea de desperdicio allá fuera, o compost. de paso entra viento a mi casa, se airea, saco basura, dejo espacio para nuevos textos, nuevas impresiones que luego podría no sé, cantar en cada esquina, tatuarme, convertir en ranchera, contratar una ranchera, ir por la ciudad con ellos,