v. xocomil


“Ucronía: ruinas del viento fuerte”, sanguina sobre canvas, 30cm x 25cm, 2018 | foto: geovany herrera


me dijiste que te gusta cuestionar la veracidad de una imagen. ¿de qué formas la cuestionás? a mí me queda claro viendo tu obra las formas en que me pone a mí a cuestionarla, pero durante el proceso o a través de este ¿a vos te surgen preguntas que no esperabas sobre la imagen?

con el grabado sí a veces, por lo que te comento de los tiempos que requiere. durante el proceso de crear una imagen sí que te da lugar a pensar un montón de cosas. pero cuando hago lápiz o algo así, siento que ya tengo muy claro qué quiero hacer. ahí lo que es bien interesante es cuando la gente lo ve, porque entra toda esta parte de cuestionamiento. por ejemplo, con la serie “Ucronía, ruinas del viento fuerte” que son dibujos de una pirámide maya con un tobogán: todos hemos ido a ese parque de diversiones, pero nunca nadie había notado ese objeto como tal, entonces mucha gente pensaba que no era de verdad, que no existía.

¿cómo, cómo?  ¿esa cosa existe?

ajá, ese parque es real! se llama xocomil y cuando la gente ve la obra no lo reconocen, creen que yo me inventé esa cosa. lo que sucede es que nadie nunca lo había visto descontextualizado de esa manera, ni tampoco lo habían visto como ese fetiche arquitectónico, que es lo que me interesa. ahí es donde logro cuestionar la veracidad, porque es un dibujo de registro de una pirámide que en realidad es un tobogán y que en realidad existe.

xocomil es una palabra maya tzutujil del lago de atitlán que quiere decir “viento fuerte”. es un tipo de viento que se da en el lago que es bastante fuerte. para los habitantes de ahí es súper importante ese lago en cuanto a su cosmovisión y su mismo idioma; mucho del idioma de ellos viene directamente de observar el lago. este parque que te digo es un parque de diversiones, un parque acuático que hicieron con una temática de arquitectura maya, y le pusieron así, xocomil.

para mí esa pirámide es eso, es agarrar la historia maya, todo el legado maya arquitectónico, botarlo de un solo y de repente imponerle esta cosa de toboganes y de parque acuático. para mí es una ucronía, es inventarse una historia, una ficción, que es algo que sucede mucho aquí en guatemala.

aparte, me interesa mucho la manera de actuar del nacionalismo guatemalteco, de decir: somos mayas o tenemos toda una herencia maya entonces vamos a hacer un parque así; cuando en realidad existe un gran racismo y un abandono en las ruinas reales. pero también lo veo como un escenario tipo las vegas, súper de mal gusto, súper kitsch. al final es un fetiche porque a mí, aunque sea horrible y todo, me encanta pues, me encanta que exista un tobogán que es una pirámide maya.

sí, yo te iba a preguntar que qué responderías ante la persona que más bien argumenta que es como una celebración de sus raíces.

yo tampoco quiero ser completamente condenatorio, pero sí es cierto, sí es una falta de respeto y además en guatemala sucede mucho que la cultura maya solo se utiliza con fines comerciales, cuando estructuralmente está con una gran negación por parte de la mayoría de la población. es un atractivo ponerle a tu parque un nombre maya, pero ya los mayas te pelan por completo.

hay otro lugar que también es un súper fetiche arquitectónico que se llama cayalá. cayalá en el idioma maya kakchiquel significa paraíso, pero cayalá es un centro comercial al aire libre, es el primero que hicieron bajo esa modalidad, entonces entrás y no sentís que entraste a un centro comercial, solo sentís que seguiste caminando por la calle, pero es súper elitista. es un lugar muy excluyente, más que exclusivo es excluyente y es súper de mal gusto. hay tiendas de lujo, hay apartamentos de lujo, ¿por qué ponerle un nombre kakchiquel a un sitio que nada tiene que ver con los kakchiqueles? pero también le veo ese lado de fetiche y de que es una cosa bastante chistosa.

 

a mí lo que me atrae de Ucronía es que, aunque tal vez vos tengás tus conclusiones o pronunciamientos al respecto, igual le permitís al espectador, o a mí al menos, generar sus propias preguntas. no se siente como una imposición sino como una apertura, una invitación a detectar suposiciones que uno puede tener, prejuicios, ficciones.

yo en el momento de crear no es que tenga reglas, pero sí tengo esto SIEMPRE: no quiero estar hablando ni dando conclusiones a través de mi obra, busco más eso que decís de generar preguntas. no es que yo esté diciendo que está bien o está mal, o esto sí, esto no. yo no me voy a poner en una posición superior en donde yo estoy diciendo cómo son las cosas, sino que para mí también es una duda. a ti te genera eso, pero también me lo generó a mí. y la obra es más eso, es más todas las dudas que hay, dudas que todos vamos a tener.